lunes, 23 de marzo de 2009

LA PERLA DEL DRAGÓN

Hace muchísimos años, vivía un dragón en la isla de Borneo; tenía su cueva en lo alto del monte Kinabalu. Aquél era un dragón pacífico y no molestaba a los habitantes de la isla.Tenía una perla de enorme tamaño y todos los días jugaba con ella: lanzaba la perla al aire y luego la recogía con la boca. Aquella perla era tan hermosa, que muchos habían intentado robarla.Pero el dragón la guardaba con mucho cuidado; por eso, nadie había podido conseguirlo.El Emperador de la China decidió enviar a su hijo a la isla de Borneo; llamó al joven Príncipe y le dijo: "Hijo mío, la perla del dragón debe formar parte del tesoro imperial. Estoy seguro de que encontrarás la forma de traérmela." Después de varias semanas de travesía, el Príncipe llegó a las costas de Borneo. A lo lejos se recortaba el monte Kinabalu, y en lo alto del monte el dragón jugaba con la perla. De pronto, el Príncipe comenzó a sonreír porque había trazado un plan. Llamó a sus hombres y les dijo: "Necesito una linterna redonda de papel y una cometa que pueda sostenerme en el aire." Los hombres comenzaron a trabajar y pronto hicieron una linterna de papel. Después de siete días de trabajo, hicieron una cometa muy hermosa, que podía resistir el peso de un hombre. Al anochecer, comenzó a soplar el viento. El Príncipe montó en la cometa y se elevó por los aires. La noche era muy oscura cuando el Príncipe bajó de la cometa en lo alto del monte y se deslizó dentro de la cueva. El dragón dormía profundamente. Con todo cuidado, el Príncipe se apoderó de la perla, puso en su lugar la linterna de papel y escapó de la cueva. Entonces, montó en la cometa y encendió una luz. Cuando sus hombres vieron la señal, comenzaron a recoger la cuerda de la cometa. Al cabo de algún tiempo, el Príncipe pisaba la cubierta de su barco. "¡Levad anclas!", gritó. El barco, aprovechando un viento suave, se hizo a la mar. En cuanto salió el sol, el dragón fue a recoger la perla para jugar, como hacía todas las mañanas. Entonces, descubrió que le habían robado su perla. Comenzó a echar humo y fuego por la boca y se lanzó, monte abajo, en persecución de los ladrones. Recorrió todo el monte, buscó la perla por todas partes, pero no pudo hallarla. Entonces, divisó un junco chino que navegaba rumbo a alta mar. El dragón saltó al agua y nadó velozmente hacia el barco. "¡Ladrones! ¡Devolvedme mi perla!", gritaba el dragón.Los marineros estaban muy asustados y lanzaban gritos de miedo. La voz del Príncipe se elevó por encima de todos los gritos: "¡Cargad el cañón grande!". Poco después hicieron fuego. El dragón oyó el estampido del disparo; vio una nube de humo y una bala de cañón que iba hacia él. La bala redonda brillaba con las primeras luces de la mañana y el dragón pensó que le devolvían su perla. Por eso, abrió la boca y se tragó la bala. Entonces, el dragón se hundió en el mar y nunca más volvió a aparecer. Desde aquel día, la perla del dragón fue la joya más preciada del tesoro imperial de la China .
Érase una vez, un joven muy pobre.
Era tan pobre que tenía que llevar a pastar
la vaca de un vecino porque el no tenía una propia. La vaca fue haciéndose cada vez más y más bonita. Pero no se trataba de una vaca cualquiera,
ésta vaca era la vaca de los dioses y era bondadosa pero también poderosa.Un buen día, la vaca, que quería mucho a su pastor le dijo “Hoy es la séptima noche, el señor Nefrito tiene nueve hijas que van a tomar su baño en el lago del cielo y la séptima es la más bella e inteligente; ella hila las nubes a los dioses.
Si puedes ir y quitarle el vestido podrás ser su marido”. El pastor no salía de su asombro y contestó
“¿Pero como podré hacerlo si ella vive en el cielo?” “Súbete a mi lomo que yo te llevaré hasta el lago de los cielos.”Y así, en un abrir y cerrar de ojos la vaca llevó al pastor al lago donde se estaban bañando nueve doncellas. La vaca le dijo que cogiese el traje rojo que estaba colgado y se escondiese en el bosque y que no diese el traje hasta que no consiguiese su mano.

Cuando las doncellas fueron a salir se dieron cuenta que sólo había 8 trajes, corrieron y alborotaron hasta que se descubrieron al pastor escondido cerca del lago. La séptima doncella se había quedado en el agua porque no tenía traje y le pidió que le devolviese la ropa. El pastor, recordando lo que le había dicho la vaca, se negó salvo si se casaba con él. Ella se negó en rotundo, pues su padre no lo consentiría. La vaca dijo que ella convencería a su padre, pero la doncella no creía que la vaca fuera sagrada."Pregunta a la primera planta que veas, si no me crees" dijo la vaca. La doncella acude a unos mimbres y éstos le responden
“La séptima noche es hoy, la hilandera se casa con el pastor”.Finalmente, la doncella accedió a lo deseos del pastor y se casaron, pero ella debía acudir a seguir tejiendo las nubes. Un día se fue al cielo a cumplir con su obligación, pero el pastor la siguió porque pensaba que la perdería. Ella, sabiendo que el pastor no podía estar allí tejió un muro entre ambos (la vía láctea) y allí están la hilandera (constelación de la lira) del pastor (constelación del águila) alejados el uno del otro. Sin embargo, el muro desaparece cada séptimo día de cada séptimo mes y así pueden verse y estar juntos.
LEYENDA CHINA
Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y se fue a vivir con el marido y la suegra.
Después de algunos días, no se entendía con ella.
Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba.
Los meses pasaron y Lili y su suegra cada vez discutían más y peleaban.
De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerá en todo.
Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre.
Después de oírla, Él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.
Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra.
Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida.
Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable.
No discutas, ayúdala a resolver sus problemas.
Recuerda tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones
".Lili respondió: "Sí, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida".
Lili quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servía una comida especialmente tratada a su suegra.
Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.
Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada.Lili había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía.
En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella.
Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda
y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra.
Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".
El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Lili no tienes por qué preocuparte.Tú suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú.
Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud.
El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".
En la China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada
"La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado!
!!Acuérdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con lo que plantas"

TUMINAH Y EL OSO (Leyenda China)

Omar vivía con una mujer y sus cinco hijas en un pequeño pueblo de la isla de Pinan. Las cinco muchachas eran todas bastantes graciosas; más muchos jóvenes las habrían pedido por esposas, ellas no habían todavía encontrado ninguno que le gustase o fuese considerado digno de ser escogido como marido. Con el pasar de los años las muchachas no eran tan jóvenes, tanto que Omar y la mujer empezaba a preocuparse, temiendo que sus hijas no encontrasen ocasión de casarse. Un día Omar y la esposa se sorprendieron bastante al ver un simpático Oso en acercarse a la casa. - ¿qué buscas? -le preguntaron. Muy educadamente el oso se acercó y dijo: - Le estaré muy agradecido si me permiten casarme con una de vuestras hijas - ¡Ah! ¿quién ha escuchado que un oso se case con una joven? - ¿Por qué en lugar de reírse de mí no preguntan más bien a vuestras hijas si quieren casarse conmigo? No soy un hombre, más soy honesto y trabajador. Interpelada la de más edad rechazó decididamente: - ¿Casarse con un oso? ¡no, no, nunca! También las otras hermanas rechazaron la propuesta. Excepto la última, Tuminah, que era la más bella y la más dulce de todas. - ¿Casarse con un Oso? No me parece una elección que descartar. Si es gentil y honesto, será ciertamente mejor que tantos hombres. Las hermanas se reían. Fue así que después Tuminah se casó con el Oso. Después del matrimonio frecuentemente los parientes y los amigos tomaban en broma la extraña pareja: más esto no parecía turbar la armonía y la felicidad de los dos esposos. Tuminah no sabía todavía como el marido lograse encontrar dinero para vivir. Cada mañana al alba el Oso se dirigía al trabajo, para regresar después a la noche profunda. Siempre más curiosa de conocer la verdad sobre este misterio, un día Tuminah decidió seguir al marido a escondidas. él bajó a la playa, y aquí advirtió algo prodigioso: el Oso se despojo de la piel como de un vestido, y se transformo en un bellísimo joven. Después, subido en la barca, empezó a remar hacia adentro. Apenas el marido estuvo fuera de la vista, Tuminah salió del matorral donde se había escondido y se llevó la piel del Oso. Aquella tarde, cuando regresó el marido, por cuanto buscase no logró encontrar su piel. Solamente entonces Tuminah se acercó al joven y dijo: - No te cambies de nuevo en Oso, te ruego. Eres más bello así como eres realmente. - ¿Te avergüenzas de mí? - No, más sería así de bonito si todos se dieran cuenta que tú eres un hombre. Apenas las hermanas descubrieron cuanto era bello el marido de Tuminah, enseguida se volvieron celosas. Más Tuminah no se dio cuenta de este sentimiento: su corazón no había nunca experimentado lo que eran los celos. Enseguida, el marido le confió que marcharía para unos asuntos de negocios muy importantes: - Estaré varios meses fuera, más cuando regrese seremos ricos. Tuminah se mostró comprensiva y generosa: aunque lo sentía mucho, aceptó que el marido se fuera. Las hermanas se sintieron aliviadas y dijeron a Tuminah: - Tu marido te ha dejado para siempre, no lo verás más nunca. Ciertamente volvió a ser Oso. Pasaron tantos meses que a Tuminah parecían interminables. Finalmente un día algunos pescadores corrieron a casa de Tuminah para decirle que el marido regresaba con una entera flota de naves llenas de tesoros inestimables: sedas, oro, jades y otras joyas. Tuminah se puso sus mejores trajes y corrió a la playa para recibir el marido. Las hermanas la siguieron. Repentinamente encerraron y amarraron a Tuminah y la pusieron en una barca lanzándola mar adentro. Mientras se acercaba la flota. Ninguna nave se dio cuenta de la barca que llevaba a la joven casi invisible por las altas olas. De última venía la nave almiranta, engalanada de fiesta con banderas de mil colores: el joven que un tiempo vestía con piel de oso, hoy estaba vestido como el almirante de la flota. - ALTO! Anclad las naves! - gritó dándose cuenta de algo que se movía entre las olas. - ¿Qué cosa es aquella barca pequeña allá abajo? Como la nave se fue acercando, los marineros vieron la figura de una joven amarada y tendida en el fondo de la barca. Bajaron un bote y levantaron a bordo a la joven. El marido enseguida la reconoció y lleno de asombro preguntó: - ¿Tuminah, que sucedió? Cuando Tuminah se reincorporó, le dijo al marido lo que le había sucedido con sus hermanas. - Tus hermanas son unas brujas. Tienen necesidad de una lección. Entonces encomendó a la esposa que no saliera de la cabina de mando de la nave por ninguna razón. El comandante desembarcó. Las cuatro hermanas lo esperaban con vestimentas de grandes ocasiones. - ¿Dónde está mi esposa?, les preguntó - Nosotras no lo sabemos. Hace algunas horas bajo a la playa para recibirte, y desde entonces no lo hemos visto. Aquel día las hermanas quisieron hacer fiesta por el feliz retorno del cuñado y organizaron un gran almuerzo al que invitaron toda la gente rica, la más importante de la isla. Mientras le servían las delicateces, exquisiteces y manjares, el joven narró sus aventuras, y cómo logró quitar a los piratas el galeón cargado de tesoros. En fin concluyó: - Cuando estaba por llegar al puerto vi una pequeña embarcación que vagaba entre las olas. Dentro había una joven que había sufrido un atraco por los bandoleros, amarrada y abandonada a su destino. A estas palabras las cuatro hermanas empezaron a preocuparse. El joven dio unas palmadas y compareció Tuminah acompañada por algunos marineros. Estaba vestida de telas finísimas y tenía una corona de diamantes en su cabeza. Al verla las hermanas se sintieron morir de envidia y de miedo. - No las llevaré delante del Juez, como merecéis -prometió generosamente. - Más exijo que dejéis el pueblo lo más rápido y que no os dejéis ver. Espero que esta lección le sea útil para el futuro. Nadie sabe donde se fueron las cuatro hermanas; mientras se sabe ciertamente Tuminah y su marido vivieron felices.

jueves, 5 de marzo de 2009

LEYENDA DE LOS TEMBLORES
Por estas tierras se cuenta que, hace mucho tiempo, hubo una serpiente de colores, brillante y larga.
Era de cascabel y para avanzar arrastraba su cuerpo como una víbora cualquiera. Pero tenía algo que la hacía distinta a las demás: una cola de manantial, una cola de agua transparente.
Sssh sssh... la serpiente avanzaba. Sssh sssh... la serpiente de colores recorría la tierra. Sssh sssh... la serpiente parecía un arcoiris juguetón, cuando sonaba su cola de maraca. Sssh sssh...
Dicen los abuelos que donde quiera que pasaba dejaba algún bien, alguna alegría sobre la tierra.
Sssh sssh... ahí iba por montes y llanos, mojando todo lo que hallaba a su paso. Sssh sssh... ahí iba por montes y llanos, dándoles de beber a los plantíos, a los árboles y a las flores silvestres. Sssh sssh... ahí iba por el mundo, mojando todo, regando todo, dándole de beber a todo lo que encontraba a su paso.
Hubo un día en el que los hombres pelearon por primera vez. Y la serpiente desapareció. Entonces hubo sequía en la tierra.
Hubo otro día en el que los hombres dejaron de pelear. Y la serpiente volvió a aparecer. Se acabó la sequía, volvió a florecer todo. Del corazón de la tierra salieron frutos y del corazón de los hombres brotaron cantos.
Pero todavía hubo otro día en el que los hombres armaron una discusión grande, que terminó en pelea. Esa pelea duró años y años. Fue entonces cuando la serpiente desapareció para siempre.
Cuenta la leyenda que no desapareció, sino que se fue a vivir al fondo de la tierra y que ahí sigue. Pero, de vez en cuando, sale y se asoma. Al mover su cuerpo sacude la tierra, abre grietas y asoma la cabeza. Como ve que los hombres siguen en su pelea, sssh... ella se va. Sssh sssh... ella regresa al fondo de la tierra. Sssh sssh... ella hace temblar... ella desaparece.
La leyenda esta muy interesante, nos habla de una serpiente la cual salia cuando en la tierra había paz y tranquilidad, de no ser así se ocultaba, hasta que un día se soltó una gran discusión y guerra en la tierra y no volvió a salir , solo sacaba la cabeza del fondo de la tierra ya que se había ido a vivir ahí, entonces como los humanos seguían en pleitos, se sacudía y provocaba los temblores.
LA PIEL DE VENADO
Los mayas cuentan que hubo una época en la cual la piel del venado era distinta a como hoy la conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía verse con mucha facilidad desde cualquier parte del monte. Gracias a ello, era presa fácil para los cazadores, quienes apreciaban mucho el sabor de su carne y la resistencia de su piel, que usaban en la construcción de escudos para los guerreros. Por esas razones, el venado era muy perseguido y estuvo a punto de desaparecer de El Mayab.
Pero un día, un pequeño venado bebía agua cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que era un grupo de cazadores que disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el cervatillo corrió tan veloz como se lo permitían sus patas, pero sus perseguidores casi lo atrapaban. Justo cuando una flecha iba a herirlo, resbaló y cayó dentro de una cueva oculta por matorrales.
En esta cueva vivían tres genios buenos, quienes escucharon al venado quejarse, ya que se había lastimado una pata al caer. Compadecidos por el sufrimiento del animal, los genios aliviaron sus heridas y le permitieron esconderse unos días. El cervatillo estaba muy agradecido y no se cansaba de lamer las manos de sus protectores, así que los genios le tomaron cariño.

En unos días, el animal sanó y ya podía irse de la cueva. Se despidió de los tres genios, pero antes de que se fuera, uno de ellos le dijo:
—¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees.
El cervatillo lo pensó un rato y después les dijo con seriedad:
—Lo que más deseo es que los venados estemos protegidos de los hombres, ¿ustedes pueden ayudarme?
—Claro que sí —aseguraron los genios. Luego, lo acompañaron fuera de la cueva. Entonces uno de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del venado, al mismo tiempo que otro de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran de color al animal. Poco a poco, la piel del cervatillo dejó de ser clara y se llenó de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra que cubre el suelo de El Mayab. En ese momento, el tercer genio dijo:
—A partir de hoy, la piel de los venados tendrá el color de nuestra tierra y con ella será confundida. Así los venados se ocultarán de los cazadores, pero si un día están en peligro, podrán entrar a lo más profundo de las cuevas, allí nadie los encontrará.
El cervatillo agradeció a los genios el favor que le hicieron y corrió a darles la noticia a sus compañeros. Desde ese día, la piel del venado representa a El Mayab: su color es el de la tierra y las manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas. Todavía hoy, los venados sienten gratitud hacia los genios, pues por el don que les dieron muchos de ellos lograron escapar de los cazadores y todavía habitan la tierra de los mayas.
La leyenda es chistosa, ya que habla sobre unos genios que ayudan a un venadito a huir de los cazadores, ellos salvan al venado, para después ofrecerles su ayuda y así no sufrir peligros, así es como los genios le cambian el color de la piel para perderse entre la tierra, sus manchitas representan las cuevas en las que ellos se pueden esconder.
LA LEYENDA DEL MAÍZ
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban.
No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las montañas.
Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.
Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.
-Yo se los traeré- les respondió el dios.
Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia.
Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las montañas.
El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.
Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas.
Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon.
El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.
Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.
Nota: El significado del nombre Quetzalcóatl es Serpiente Emplumada.
La leyenda es muy interesante, nos habla de como los aztecas le pidieron a Quetzalcóatl el maíz que estaba detrás de las montañas que era muy valioso, entonces él dios se convierte en hormiguita, pasando por peligros le logra llevar el grano de maíz a los aztecas, el cual siembran y gracias a ello se hacen más fuertes y logran construir palacios, ciudades y templos.